Hace un bostezo estaba empezando a escribir para vosotros, y en lo que he tardado en abrir los ojos para salir de la cama y comenzar un nuevo día, esto ya se había acabado.
¿Son necesarias las despedidas? para qué mentiros, no las puedo odiar más. Y suena muy irónico que no quiera irme, que quiera quedarme en mi hogar y que el viento siga haciendo que las hojas de este arbolito acaricien mis letras, después de haberme quejado día tras día de la demanda que tiene un blog y la de tiempo que roba.
Aunque como siempre digo, solemos quejarnos de vicio, porque todo el tiempo invertido para mí ha sido como 1 segundo, 3 si tenemos en cuenta la lentitud por no querer abandonar nunca este camino. Así pues, encantada del tiempo que me ha quitado o que yo he cedido gustosamente.
El espectáculo va terminando, la gente está aplaudiendo y hacen el amago de levantarse de la silla, pero yo todavía tengo las maletas por hacer. Intento alargar esto todo lo que puedo para vivir en un bucle y no salir de aquí. Sería egoísta por mi parte ya que todos necesitamos un descanso. Eso es, tomemos esto como un pequeño descanso, pensemos que en unos minutos nos volveremos a ver.
No es justo que el telón se vaya cerrando, hace un momento he hablado de que se estaba acabando pero no esperaba que la parte final llegara tan pronto. Supongo que es lo que se necesita para seguir avanzando con más energía, aliviar un poco el ambiente.
Esto no es una despedida. No creo en las despedidas, para mí siempre es un “Hasta luego”. Hasta luego a esos momentos de risas en mitad de los trabajos después de llevar horas y horas frente a los ordenadores, lo que hacía que cualquier cosa te hiciera gracia. Hasta luego a las prisas de Mirian para que todas publicáramos los roles. Hasta luego a los comentarios críticos de Arantxa, en los cuales ella sola discutía. Hasta luego a la imaginación de Beatriz y su forma de hacerme llorar con sus escritos. Hasta luego a mis compañeras de esta gran aventura, con las que he compartido enfados, risas, deseos y sobre todo, felicidad.
Gracias por tanto en tan poco tiempo, para mí solo ha sido un pestañeo, y mira que tengo grandes las pestañas. El tiempo corre tan rápido que ni da opción de saborearlo. Aprovéchalo, exprímelo hasta sacarle todo el jugo, porque en él está la esencia de lo que has vivido, vives y vivirás. Ahora toca mirar este arbolito desde fuera, pero solo será un ratino, lo prometo.
Hasta luego.
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